Magia en el tablero volumen 4 (1982-1992)

Desde 1982 hasta 1988 Tal siguió logrando triunfos en torneos y resultados en torneos
excepcionales. Destaca enormemente su triunfo en el Campeonato Mundial de Blitz de Saint
John, por delante de otros grandes campeones, como Kasparov, Karpov, Yussupow, Vaganian,
Ehlvest, Chernin, Kiril Georgiev, su triunfo en Sochi 1982, su segundo puesto compartido en el
fortísimo torneo de Reikiavik 1987, su tercer puesto en el Interzonal de Moscú de 1982, su tercer
lugar en el Interzonal de Taxco 1985 y su tercer puesto en la Copa Mundial de Reikiavik 1988.
Cierto es que a partir del año 1989 inició un pequeño declive en su juego, aunque siguió ganando
torneos como el de Buenos Aires 1991.

Su último torneo oficial fue en Barcelona 1992, y todavía allí, con una fuerte nómina, logró el
50 % de los puntos y produjo varias victorias espectaculares.

El estilo inconfundible de Tal, imaginativo, sin miedo a tomar riesgos, su ingenio y su empatía con
los aficionados le convirtieron en el más carismático de los campeones mundiales.

En este cuarto volumen publicamos un listado con todas las partidas premiadas de Tal en
torneos, gentileza del historiador y divulgador Julián Alonso y reunimos en un capítulo especial
todas estas partidas brillantes, que no pudieron ser publicadas en los tomos anteriores, con los
comentarios del propio Misha. Asimismo, ofrecemos a los lectores diferentes testimonios de quienes
le conocieron y otras partidas notables. En especial, es de extraordinario interés el artículo de
Dvoretsky sobre la tercera partida del mundial de 1960 entre Tal y Botvinnik es de extraordinario
interés, por el alto valor analítico de los estilos de ambos jugadores. Además, su discípulo, Alexei
Shirov, analiza en profundidad la última partida oficial de torneo (Barcelona), en la que derrotó a
Akopian de manera brillante. Y como siempre, ofrecemos a los lectores un completo álbum
fotográfico de este periodo y de toda su carrera.

«Era un auténtico virtuoso: obtenía placer confiando en su fenomenal visión combinativa, y en
cada partida encontraba soluciones paradójicas» (Botvinnik).